Clínica Lanchares vive un momento muy especial. La que probablemente sea la clínica dental más antigua de la capital guipuzcoana celebra su cuarta generación de una saga familiar que continúa asistiendo a los guipuzcoanos.
Para hablar del origen de Clínica Lanchares hace falta remontarse a principios del siglo. Más concretamente a 1919, cuando Victoriano Lanchares (Castrojeriz, 1887) inauguró en la plaza Easo la que sería la primera clínica dental de esta familia.
Motivado por el cumplimiento del servicio militar, Victoriano se trasladó a Donostia, una estancia que aprovechó para aprender el oficio de ayudante de dentista, llegando a obtener el título de practicante. Cuando terminó la misión, el burgalés decidió continuar su formación como odontólogo y, posteriormente, abrir su propia consulta, iniciando así la historia de Clínica Lanchares.
Los siguientes capítulos corren a cargo de los sucesores de Victoriano, padre de cuatro hijos fruto de su matrimonio con María Arzallus, natural de Errezil. Dos de ellos, Juan y Vicente, decidieron seguir la senda de su progenitor, licenciándose en Estomatología.
Ambas clínicas Lanchares marcaron la diferencia en el cuidado de la salud bucodental de la época, pues se encargaron de traer la innovación tecnológica de aquellos años desde Alemania, erigiéndose Clínica Lanchares como la pionera en la radiología dental.